El desarrollo integral eficientista en la educación
Hace
poco discutía con algunos colegas sobre las mejores prácticas que hemos
perfeccionado en nuestra labor docente, dentro de la conversación,
describí algunas estrategias que me ayudaron en situaciones difíciles,
por ejemplo, en el control del aula, para incentivar la participación
grupal o para generar habilidades de trabajo en equipo, sin embargo,
poco después, reflexioné acerca de estas y otras estrategias que, si
bien, me sirvieron para mejorar el desarrollo académico de mis
estudiantes, poco o nada tuvieron qué ver con su desarrollo humano.
La
mayoría de los que amamos la profesión docente damos nuestro mayor
esfuerzo para mejorar el progreso académico y humano de nuestros
alumnos, sin embargo, éste último pasa a segundo término, muchas de las
veces, precisamente por cumplir con los objetivos de eficiencia propuestos por el curriculum escolar.
El
modelo tecnicista-eficientista surge en Estados Unidos y es tomado de
la industria [Taylorismo y Fordismo] y llevado a la educación a inicios
de la década de los noventa. Su premisa es inherente al pensamiento
positivista y se caracteriza
por la planeación y la consecución de objetivos. He tenido la
oportunidad de ver cómo se aplica este modelo en escuelas primarias y
secundarias de los Estados Unidos y fue interesante observar cómo los
estudiantes habían introyectado su esencia, en ocasiones, se podía notar
cómo respondían de manera casi mecánica, no obstante, también pude
percibir cómo el desarrollo humano de muchos de los estudiantes se
dejaba en último término, a pesar de ello, el modelo funcionaba
correctamente, razón por la cual sigue vigente en el país del norte y
es aplicado en muchos otros países, entre estos, México.
Pese
a ello, el problema, a mi parecer, comienza cuando “razonamos” acerca
de que un modelo educativo que funciona a la perfección en cierto
contexto, funcionará igual o mejor si lo replicamos en otro ambiente
totalmente distinto. Pensar, también, que la solución para las
dificultades del sistema educativo mexicano es la mecanización de la
educación es caer en un error muy grande.
Quisiera
dejar en claro que no estoy en contra de la premisa
tecnicista-eficientista, empero, considero que, como profesional de la
educación, es necesario ser crítico, por lo que me cuesta trabajo pensar
que existen otros “profesionales educativos” que en verdad consideren
que, como docente, es imprescindible realizar lo siguiente en todas y
cada una de las sesiones: planear una clase con objetivos generales y
específicos, organizar minuciosamente la estructura de la sesión,
utilizar estrategias de control y socialización dentro del aula,
entregar productos, evaluar a cada uno de los estudiantes, captar el
100% de la atención y participación grupal y sobretodo ser innovador,
todo esto en una clase, por ejemplo, de introducción a las ciencias
sociales, la cual tiene una duración de 50 minutos, con un grupo de más
50 estudiantes, en un salón sin infraestructura adecuada, un viernes a
la última hora, empezando con un retardo de 10 minutos porque el
profesor anterior salió después de su horario y para colmo, sin apoyo
audiovisual porque no funciona el tomacorriente.
Tal
vez pienses ¡Qué dramático, eso no pasa! Sin embargo, este ejemplo no
se aleja en nada de la realidad que viví cuando daba clases en un
bachillerato rural y aún así, se me sugería el cumplimiento de lo
descrito anteriormente, entonces se preguntarán ¿Es necesario todo esto
para que los estudiantes se desarrollen académicamente de manera
exitosa? ¿Aquella es la única manera para acceder a la educación de
calidad de la que tanto se habla? No, y no. No obstante, fue la
combinación tanto de experiencia como de conocimiento teórico lo que me
permitió adaptar mi trabajo docente a las necesidades de cada clase que
impartí y así obtener resultados satisfactorios con todos y cada uno de
mis estudiantes.
Uno de mis tantos grupos del bachillerato rural |
Hablemos
ahora del desarrollo humano, imaginemos por un momento que nuestro
objetivo de la sesión es, “que el estudiante desarrolle empatía por
medio de la lectura del patito feo” (es un ejemplo burdo, pero como
repito, nada alejado de algunas realidades) ¡Centrémonos! He tenido la
oportunidad de impartir clases tanto de ciencias sociales y humanidades
así como de ciencias exactas, en este sentido, puedo decir que la
aplicación de objetivos de clase me sirvió de mucho para poder enseñar
física y estadística, sin embargo, ¿cómo trabajarías el desarrollo de
habilidades sociales-humanas con un modelo basado en la eficiencia?,
¿cómo se es empático, responsable, autónomo o solidario de manera
eficiente? Sé lo que están pensado y sí, sí es posible llevarlo a cabo
de esta manera, pero ¿En verdad un estudiante desarrollará empatía u
otra habilidad social-humana en una sesión de 50 minutos?
¿Desarrollaremos en nuestros estudiantes un sentido de cuidadanía moral y
ética con actividades mecánicas y acumulando objetivos específicos en
cada una de las sesiones? Yo considero que no, y no debería tratar de
intentarse, sin embargo, el curriculum y algunos planes de estudio así
lo disponen y si a eso les sumamos un profesor que ha sido formado con
una perspectiva eficientista, la situación se desarrollará tal cual mi
anterior ejemplo.
Querer
“enseñar a todos” de la misma manera, es decir, homogeneizar la
educación, es un error común que cometen las instituciones educativas y
los encargados de la creación del curriculum, ahora, se suman también
muchos empresarios disfrazados de “profesionales/líderes
educativos” que desconocen sobre la historia de la educación, sobre
políticas educativas, sociología de la educación, psicología educativa,
desarrollo humano, didáctica, curriculum y sobre modelos de
enseñanza-aprendizaje (le pongo guión solo para juntar las dos palabras,
aclaración para aquellos conocedores de la epistemología del concepto) y
que replican modelos de enseñanza "funcionales", sin analizar el
contexto histórico, social y cultural en el que lo aplicarán, de tal
forma que puedan [siquiera] adaptarlo a las necesidades específicas y así obtener, no sólo educación de calidad sino un desarrollo integral de los estudiantes.
Si
bien, la experiencia brinda un panorama amplio de las carencias del
sistema educativo mexicano, es imprescindible tener referentes teóricos y
conocer los distintos modelos de enseñanza-aprendizaje en los que
podemos sustentar nuestro trabajo, de tal forma que podamos utilizarlos
en conjunto, adaptarlos y ajustarlos a los marcos referenciales de los
que somos parte, para así, cumplir con propósitos específicos para cada
región, escuela o aula, no sólo nosotros como docentes sino también como
directores, administrativos o cualquier persona que cumpla una función
en el terreno de la educación.
Original Posted by Proyecto por la Educación
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