Violencia social, violencia escolar: breve análisis desde el aporte de Silvia Bleichmar



Partiré con una afirmación, muy interesante, al respecto de la violencia “la violencia es producto de dos cosas: por un lado, el resentimiento de las promesas incumplidas y por el otro, la falta de perspectiva de futuro”.
Referente a esta afrimación, me surge la siguiente duda: socialmente hablando ¿Podría decirse que una sociedad que tiene altos índices de violencia no tiene perspectiva a futuro? Por otro lado, las promesas incumplidas ¿Tendrán que ver con todos esos discursos de doble vínculo en los que nuestros supuestos “líderes políticos”, a través de la historia, han prometido un cambio en beneficio del pueblo pero que en la práctica ha sido completamente lo contrario, y a través de esto, la población, entendida como un ente unificado, ha guardado todo ese resentimiento y ha suprimido todos esos deseos pulsionales en contra de la figura autoritaria, por lo que, la única manera de redirigir esa energía es a través de la violencia en todas las formas y modos?

Es una pregunta un poco rebuscada, pero para mí cobra un poco de sentido. Por otro lado, la autora desarrolla el discurso sobre la ley ética y la moral, que como bien menciona “la moral se entiende dentro de las pautas de la ley, la ética a veces tiene que transgredir las pautas que da la misma ley”. Esto lo refiero desde el punto de los debeismos: qué es lo que debes hacer, qué es lo que tienes que hacer y cómo es que aceptas esto; Silvia Bleichmar menciona que todo recae en la creencia de la palabra del otro, pero para poder tener esa creencia, el otro debe figurar como autoridad, como alguien superior, alguien con importancia, alguien que, al no cumplir con esos deberes me puede retirar su aprecio, su amor.

Pero entonces ¿Qué pasa con un niño que no respeta la ley del padre, con un joven que es considerado violento, con un adulto que asesina, que viola o que mata? ¿En quién confían? ¿De quién están resentidos? ¿De verdad no tiene una perspectiva a futuro o será que esa perspectiva no está alineada a los estándares establecidos por la sociedad? Una persona socialmente establecida, con metas fijas, con conductas estables, sin resentimientos ¿No es violento? Absolutamente, ya que “la crueldad no es solamente el ejercicio malvado sobre el otro, sino que es también la indiferencia ante el sufrimiento del otro”

Si bien es una respuesta a las interrogantes anteriores, surgen nuevas preguntas: ¿Específicamente a qué se refiere con indiferencia ante el sufrimiento? ¿Simplemente con ser indiferente se es cruel? Me pongo a pensar en una pequeña viñeta: Ahora que las redes sociales están muy establecidas en la sociedad, aparentemente las personas parecen estar muy preocupadas por los demás, todo el tiempo, en todo momento de sus vidas; la mayoría de los que utilizamos estas redes, compartimos información en apoyo a los menos favorecidos, pero entonces, si alguien publica una foto en facebook de una niña golpeada, con un comentario como, “esto es reprobable, me parece indignante que nadie haga nada #TodosSomosLaNiña” ¿Con sólo compartirla y escribir lo indignado que está, se puede catalogar como no cruel ya que no se está siendo indiferente? Desde mi punto de vista, ¡No! Entonces, ¿Será que actualmente, las redes sociales nos ayudan a ocultar la verdadera indiferencia que tenemos ante el prójimo, haciéndonos ver como altruistas, benévolos, como personas morales, aviolentas, y todos esos calificativos que una persona desearía escuchar de otra? Posiblemente.

Ahora, aterricemos todo esto a la escuela. En mi labor como docente, he sabido de profesores que siempre se quejan de que, uno o algunos de sus alumnos son muy agresivos, en ocasiones, los califican, ante los demás, como niños con problemas de violencia, sin embargo, estas quejas, muchas de las veces, no están fundamentadas con un trabajo psicopedagógico o con conocimiento sobre el contexto familiar del alumno. Entonces ¿Son violentos o no estos alumnos? ¿Será que los profesores, muchas de las veces, exageramos? Dejemos a un lado la paranoia docente, que sería tema de otro escrito, y centrémonos en lo que, a mi parecer, es más importante ¿Cómo actuar ante una situación así? Cuando un profesor, orientador o alguien del cuerpo académico, manifiesta tener a un alumno como el descrito más arriba ¿Cuál es la primera acción que se realiza? En mi experiencia, he notado que las acciones más comunes son, en primer lugar, los castigos; después, si el alumno no responde de manera favorable, es probable que se llame a los padres (o tutores)  para condicionarlos para que "eduquen" a su hijo y cambie su conducta, aunado a esto, envíar al niño con el psicólogo para que le quite lo violento, (si es que hay psicólogo escolar) o por último, expulsar al alumno, con la idea de que, tanto docentes como directivos, era la única solución al problema (considero a este tipo de acciones, lo más cercano a la indiferencia de la que habla Silvia Bleichmar).

Pero ¿Por qué no pensar, tal vez, que ese alumno es así porque necesitaba ser agresivo? —¡Qué va! Podrías pensar ¿Por qué alguien necesita ser violento?— Posiblemente por superviviencia; tal vez sus padres tienen el mismo comportamiento hacia él, al igual que sus hermanos; posiblemente vive en un barrio donde el código de conducta sea ese. Entonces, si al alumno se le lleva a terapia con el fin de que el terapeuta "le quite lo violento" ¿Cómo se relacionará en su entorno, sin esos mecanismos de defensa? Entonces, posiblemente el trabajo tendría que ser en otro nivel ¿Tal vez a nivel familiar? Pero ¿Y la familia, cómo se adaptaría en un barrio peligroso con modos de conducta sumanente violentos? Es muy dificil dar una solución a estos dilemas, todo dependerá  de varios factores y del contexto en el cual se desarrolla la situación, sin embargo, me parece importante señalar que, en los discursos actuales, sean estos acaémicos, políticos o sociales, generalmente se omite el debate que gira en torno a trabajar con aquello de lo que se discute y se centra sólo en buscar soluciones con el fin de erradicarlo; por ejemplo, la violencia, no necesariamente tiene un carácter negativo en el sentido de destrucción o caos (hablando de sublimación) de tal forma que, a mi parecer, lo que se hace no es enfrentar los problemas de violencia sino evadirlos.

Sí, es muy complejo el tema, sin embargo, y para concluir, considero que se nos ha enseñado, de manera errónea, que debemos quedarnos sólo con el lado bueno de las cosas y suprimir todo "lo malo" (las emociones, comportamientos y pensamientos) en vez de enseñarnos a trabajar con ello, a no ser indiferente ante el sufrimiento del otro y, a partir de eso, modificarlo, sublimarlo. Pienso firmemente, que por ahí está, si no la solución, bien, el punto de partida para poder enfrentar una de las muchas situaciones que dificultan nuestra labor como docentes y nuestra interacción en la sociedad.

Referencias
Bleichmar, S. (2008). Violencia social-violencia escolar. Buenos Aires: Noveduc.

Original Posted by Proyecto por la Educación

Comentarios

Entradas populares de este blog

Metacomunicación: ¿Qué es lo que quiero decir cuando me expreso?

El desarrollo integral eficientista en la educación

El albur mexicano (primera parte): El chico temido del barrio.