Psicología de la Publicidad: lo importante no es que el producto sea el mejor de su tipo, lo importante es que la gente piense que lo es.
Actualmente, en psicología existen varios modelos para
poder abordar diferentes áreas del vasto comportamiento humano; también es
posible considerar las diferentes ramas que en la disciplina resaltan, como son
la clínica, social, educativa, organizacional, forense, jurídica, etc., sin
embargo, hay un área poco conocida y poco mencionada en las aulas de las
facultades de psicología (al menos en las de las universidades más conocidas de
la cuidad) y que por una lado, en la actualidad es una fuente de ingresos
innegable para el trabajo
multidisciplinario: la psicología de la publicidad.
Pero ¿Cuál es la razón de que exista un área de la
psicología que se enfoque en la publicidad y la mercadotecnia? ¿Qué funciones
son las que desempeña un psicólogo de la publicidad?, aunque estas preguntas
son muy importantes lo que tratará de describir el presente ensayo es la
relación de la psicología de la publicidad, con el actual contexto de manipulación
y consumismo que se vive actualmente.
Por tanto, es necesario ubicar los siguientes argumentos
en el contexto socio-histórico en el que
se vive día a día; por esa razón es imprescindible mencionar al capitalismo,
que es el sistema económico dominante en todo el mundo. En este sentido y de
manera simple, es posible sugerir que la naturaleza de todo capitalismo es la
acumulación de capital, que lo obliga a la búsqueda incesante de materia prima,
mano de obra barata y mercados de consumo; aunado a esto, es necesario mencionar a la globalización.
Al quedarse el capitalismo al frente como sistema dominante, el comercio se
vuelve en un factor determinante en el desarrollo económico de las sociedades,
por tal razón surge la globalización como respuesta política, como forma de
dominio y como posibilidad de emancipación.
Al tomar como base el actual proceso económico mundial y
al ser el consumo de mercado determinante para el desarrollo socioeconómico en
el mundo, es como se intentará ubicar a la psicología de la publicidad; en este
sentido es posible sugerir que la psicología de la publicidad, como las demás
áreas, tiene un propósito, sin embargo, en la actualidad esos propósitos pueden
verse afectados por diferentes factores, lo que llevaría a disfrazarlos a
manera de cumplir con los objetivos para satisfacer las demandas capitalistas.
Siguiendo esta línea, como los mencionan García y
Santiago (2001), el objetivo de la psicología de la publicidad va encaminado a
cómo se manejará la información (de la publicidad) y el tipo de información que
va a llegar al público sobre un determinado producto para, por último, convertirlo
en consumidor; para ello, es necesario realizar un amplio estudio del
comportamiento del consumidor y así poder definir cuáles son los factores que determinan qué, cómo y por qué consumir
cierto producto; dentro de estos estudios algunos procesos cognitivos juegan un
papel importante, como son el aprendizaje, la motivación, la memoria, la
percepción, el pensamiento, etc.
Un ejemplo claro de este tipo de estudios, es la
herramienta de Valores y Estilos de Vida 2 (VEV2) de la compañía SRI
Internacional. Esta herramienta toma en consideración y clasifica a los
consumidores en dos categorías muy inclusivas:
1.
La
orientación personal: que se basa en tres características importantes que son,
el principio (en relación a lo interno de la persona), el estatus (en relación
al grupo perteneciente) y la acción (en relación a criterios de actividad).
2.
Recursos:
incluye atributos materiales, adquisitivos y psicológicos.
Por otro lado, dentro del estudio de los mercados,
también es necesario tomar en consideración las necesidades básicas de los
individuos; factor importante al momento de adquirir tal o cierto producto.
Otros conceptos importantes son el
slogan, la imagen y por último, la comunicación.
Los anteriores conceptos determinan en demasía la
relación y el enganche entre una persona y un producto; no cualquier slogan, ni
cualquier imagen, logran traspasar las barreras del inconsciente dejando
plantada una idea de necesidad hacia algún producto. Es en este punto donde es
necesario replantear la visión de la “necesidad” de adquisición de cierto
producto y donde la psicología de la publicidad interviene para
beneficiar a alguna o a las dos partes que juegan en este juego del
mercantilismo.
En un sentido poco consolador, no es más que una serie
bien formulada de manipulación mediática donde varios elementos intervienen
para crear una imagen falsa de necesidad hacia cierto producto utilizando lo
anteriormente expuesto: estudios muy bien estructurados donde se analiza
el comportamiento del consumidor para
cumplir los objetivos establecidos, independientemente de lo que suceda durante
el proceso. Es a partir de esta visión que se concibe la teoría de Nash (en García y Santiago, 2001)
sobre el posicionamiento: lo importante no es que el producto sea el mejor de su
tipo, lo importante es que la gente piense que lo es.
En este planteamiento mercadotécnico, las “necesidades”
del consumidor se dejan a un lado por el cumplimiento de las metas: vender,
ganar, aumentar capital, etc.; así, el abismo del consumismo a través de los
estudios de percepción de mercado, de las características de los consumidores,
del status o mejor dicho del contexto, crea un poderoso planteamiento
derivativamente elaborado en el cual no existen perdidas. Desde la más pegajosa
frase (slogan) que cualquiera puede escuchar en todas partes, la imagen que
vislumbra en los espectaculares de las autopistas, los mensajes subliminales
que aparecen en cualquier canción, hasta cualquier mensaje dado por cualquier
conductor en la televisión o la radio, sirve para poder cumplir con el objetivo
deseado: el marketing.
Pero ¿Qué pasa en realidad con las necesidades básicas,
se satisfacen sobremanera, o simplemente se crea un efecto de adicción, donde
en realidad, lo que se hace no es satisfacer esas necesidades sino aumentarlas
o peor aún, crear nuevas, pero esta vez, disfrazadas de necesidades primarias?.
Está claro que los estudios de mercado han llegado a las
mimas conclusiones, sin embargo, lo que está en juego es el
capital, la acumulación de éste y, aunado a este proceso, también se encuentra la
competencia entre las grandes industrias. Dentro de este panorama pueden
existir varios productos de la misma especie, pero ¿Qué hacer para que mi
producto se venda mejor que el de los demás? Como se menciona en la teoría del
posicionamiento, lo de menos interés es si el producto es de calidad o no, lo
que interesa es que el consumidor piense que lo es.
En este sentido, y retomando la teoría, lo importante en
este proceso es el tipo de elección, es decir, que existan asociaciones y
convenciones que se liguen a las características de mayor atención de un producto y esto cree
cierta percepción al público consumidor. Sin embargo, todo este largo proceso
no es percibido por el ama de casa que va al supermercado a realizar sus
compras o por el padre que le compra un juguete a uno de sus hijos, ni tampoco por el chico que busca un regalo para
su novia, e irónicamente tampoco por el
psicólogo (clínico, laboral, educativo, etc.) que realiza las mismas actividades
de consumo como cualquier otra persona.
Por otro lado, ¿Existirá algún mecanismo para no caer en
las redes de la publicidad engañosa? Desde cierto punto y como lo menciona Al
Ries (en García y Santiago, 2001) esta teoría del posicionamiento consiste en
manipular lo que ya está en la mente, es decir vincular las conexiones ya
existentes, en cierto modo encontrar una ventana en la mente del individuo para
entrar con el slogan, con la imagen, con el producto.
Si lo que se realiza es
simplemente una manipulación de lo que ya está en la mente ¿El inconveniente
no es la publicidad o las estrategias de la mercadotecnia, sino lo ya existente
en la mente de las personas? Por otro lado ¿Qué hay en la mente de la sociedad
actual que define el producto, servicio o discurso a introducir? Claro está
que depende del contexto para poder
determinar el tipo de marketing que se utilizará, pero ¿Cómo es que se lleva a
cabo el entendimiento de una comunidad?. En este sentido la comunicación de las
masas es lo que determina la institucionalización de un producto.
El mensaje que se dará para poder publicitar algún
producto o servicio, será determinante si obtiene una aceptación de la mayoría;
así que dentro de todo esto, los medios de comunicación juegan un papel
importante dentro de la psicología de la publicidad: qué decir, a quién
dirigirse, quién transmitirá el mensaje, cómo lo transmitirá, etc.
Los medios de comunicación determinan la relación del
producto con la sociedad, es el eslabón que permite enganchar a las masas con
los productos; las palabras dentro de este dialogo monofásico son
determinantes, el uso de cualquiera de ellas es concluyente en la era del
consumismo, tanto que en la actualidad los medios se han valido hasta del hecho
de crear nuevos léxicos con el fin de satisfacer de cierta manera las
necesidades de la demanda capitalista.
Así, el lenguaje publicitario no sólo tiene la misión de
circular las palabras como intermediarias de las cosas, sino hacerlas funcionar
con el sabor distintivo a ellas. Cada palabra busca ser en publicidad, aquella
idea que busca la gente, que necesita, que esté a la medida de quien recibe el
mensaje. Para la publicidad, la palabra exacta y precisa es fundamental para
que el consumidor elija, memorice y llegue al consumir el producto o servicio
(García y Santiago, 2001).
En este sentido, la psicología de la publicidad realiza
un trabajo arduo en conjunto con otras disciplinas para cumplir sus objetivos;
a pesar de esto, en el actual contexto que vivimos es difícil encontrar un solo
lado, tanto positivo como negativo a la
cuestión publicitaria, es claro que sin ella sería demasiado difícil promover
ciertos productos, servicios o mensajes, pero también es claro que, como se
mencionó con anterioridad, el fin es producir bienes sin perder nada y, dentro
de estos fines mediáticos, considero que se ha perdido la sensibilidad de las
verdaderas necesidades de las personas.
Actualmente, tanto la educación como la salud, son
tema de negocio, de marketing, de publicidad, y tomando en consideración lo
antes expuesto, la importancia no radica en si el servicio es de calidad, sino
que simplemente la gente piense que lo
es; de hecho éste aforismo, aplica en la actual condición de las relaciones sentimentales (sin embargo, ese tema se retomará en otro ensayo). Por consiguiente, los argumentos para favorecer o criticar a la publicidad son muy subjetivos hoy en día; la
ambivalencia existe no sólo en la psicología de la publicidad sino también en
las demás áreas de la psicología, así como también en las demás disciplinas,
sin embargo, considero que es necesario realizar contribuciones que revelen
el otro lado de la moneda, es decir, que beneficien mucho más o de igual manera
a las personas, a los consumidores, que se deje a un lado el simple hecho de manipular
las situaciones en beneficio de unos cuantos y que se logre un porcentaje mucho
mayor de congruencia entre la publicitado y la calidad del producto o servicio.
A pesar de esto la psicología de la publicidad retoma
importancia dentro de las disciplinas sociales y, en cierto modo, su trabajo ha
llevado a varios avances en los estudios de sociedad; los beneficios, las
contribuciones, las negativas, el por qué de una psicología de la publicidad y
las funciones en específicos de los profesionales de esta área, dependerán de
otros ensayos.
REFERENCIAS
REFERENCIAS
GARCÍA, S. y
SANTIAGO, P. (2001) Una nueva definición
de la psicología de la publicidad, un enfoque cognitivo conductual. Tesis
de Licenciatura en Psicología. FES Iztacala, UNAM
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