Estudiar el bachillerato: la perspectiva de los estudiantes
El
paso de la secundaria al bachillerato, es un proceso que brinda, a
muchos de los jóvenes, la posibilidad de enfrentar situaciones
complejas, tanto en el ámbito educativo como en el social, con mayor
autonomía. Es un momento en la vida de los estudiantes en el que las
principales instancias de socialización (la familia y la escuela),
parecen estar de acuerdo en concederles mayor independencia (Guerrero,
2006).
La
manera en que los jóvenes enfrentan los nuevos retos son distintas,
unos siguen el buen paso que llevaron en la secundaria, por lo que el
bachillerato continua siendo un lugar de formación académica, mientras
que otros, este nuevo horizonte puede parecerles más complicado o menos
prometedor, tanto así, que en muchas de las ocasiones, la decisión más
factible es la de abandonar la escuela; de tal modo que el espacio
escolar contiene significados diferentes para cada estudiante y este
puede ser cambiante.
Varias
investigaciones concluyen que los estudiantes significan a la escuela
como un espacio juvenil, de libertad y responsabilidad, de movilidad
social y de comunicación con pares, entre otras (véase la línea de
investigación “jóvenes y escuela” de Eduardo Weiss, 2012). Sin embargo,
es interesante resaltar que en las investigaciones que componen esta
línea, el significado del bachillerato como un espacio de formación y
desarrollo [académico], se encuentra en segundo, tercer plano o no se
encuentra (lo que contrasta con muchos de los objetivos que se proponen
en el curriculum de educación media superior).
De
tal forma que el paso de un alumno por la educación media superior, se
verá caracterizada por una serie de sucesos específicos y experiencias
que provocarán modificaciones en su vida, tanto académica como personal.
Es así, que en la experiencia docente, es posible observar un fenómeno
en nuestros estudiantes: en gran medida, los
alumnos de nuevo ingreso se perciben con gran motivación, con altas
expectativas y con metas y objetivos bien establecidos, pero al paso
del tiempo, esa cualidad cambia [no en todos] por completo, y sin
embargo, en ocasiones, hay un punto de retorno.
¿Cuál es la razón de estos cambios? Si bien, no hay una
respuesta que explique por completo este fenómeno, existen estudios que
distan de una serie de factores que se relacionan con el abandono
académico —no escolar— y con la redención.
María Elsa Guerrero (2006), realizó una investigación al respecto en un bachillerato de la UNAM; ella habla acerca del turning point
en los estudiantes de este plantel. Este concepto hace referencia a
momentos significativos en la vida que propician a modificaciones
positivas en nuestro actuar (Elder, et al., 2003 cit. en Blanco y
Pacheco, 2003:163), en este caso, algunos jóvenes atraviesan por la
noción de un turning point durante un momento de su vida como estudiantes de bachillerato. Es decir, estudiantes que en su momento concordaban con establishment
escolar y que dejaron de responder por diferentes razones, pero que,
con el paso del tiempo, retomaron su trayecto académico ya sea por
cuestiones académicas, familiares o por superación personal.
Lo
más interesante de este estudio son los factores detonantes que
propician a dejar en segundo plano lo académico. Las entrevistas, que la
investigadora realizó, muestran a los profesores como uno de los
motivos principales por los que los estudiantes decidieron no entrar a
clases o dejar la materia: "las clases son muy aburridas o difíciles, los profesores llegan tarde o los profesores no motivan a sus estudiantes", son algunas de las respuestas de los jóvenes entrevistados.
Si
bien, la dinámica escolar de los bachilleratos de la UNAM tiene la
característica de dar mayor autonomía a sus estudiantes, las cualidades
[negativas] de los profesores, descritas por los jóvenes, las podemos encontrar en cualquier docente de cualquier
institución educativa del país, es así que, aunque la conducta de
nuestros estudiantes no es responsabilidad total de los docentes, éstos
influyen, de manera significativa, en su forma de actuar.
Otro
de los factores está relacionado con la socialización entre pares:
invitaciones para matar clase, para ir a fiestas, para pasar el rato,
para realizar actividades no relacionadas con la escuela. Con respecto a
esto, es interesante resaltar los resultados de los diferentes estudios, que concuerdan en que el bachillerato,
visto por los jóvenes, es “un espacio de vida juvenil” que permite que
los estudiantes construyan una manera diferente de ser joven de quienes no asisten a la escuela, esto permite a los que sí asisten un horizonte cultural más amplio (Guerrero, 2000).
El
concepto de espacio de vida juvenil refiere actividades que, aunque la
mayoría no son de índole académico, para los estudiantes son
prioritarias. Son estas actividades las que permiten a los jóvenes la
construcción de identidades, el desarrollo de habilidades sociales y su
desarrollo humano.
Dada
la particularidad del contexto de estas investigaciones (escuelas en
zonas urbanas, con altos porcentajes de alumnos matriculados, mayor
autonomía de los estudiantes, etc.) sería interesante dar cuenta de si
estos resultados son observados en escuelas de contextos distintos
(zonas rurales* o indígenas, por ejemplo), además de tomar en
consideración distintos factores que podrían intervenir en la
construcción de la subjetividad de los jóvenes (el uso de
las nuevas tecnologías) y ubicar este fenómeno a un situaciones
actuales.
El
modelo educativo eficientista que predomina en la actualidad, nos
obliga a tener estudiantes que cumplan al pie de la letra con el
curriculum educativo establecido, sin embargo, estos modelos no toman en
consideración la visión de los jóvenes en su contexto específico, de
tal modo que, el fracaso escolar, se razona por las nulas capacidades
[de los alumnos] de adaptarse a las dinámicas educativas, asimismo, las opciones
que se brindan para solucionar la problemática (índice de reprobación,
deserción o abandono escolar) generalmente son ajenas a las
particularidades de los estudiantes.
Muchos
de nosotros hemos inferido que nuestros alumnos asisten a la escuela
sólo para conversar con sus amigos, para ver al novio o novia, para
despejarse de sus problemas familiares e, inclusive, porque quieren
sentir que pertenecen a algo que, fuera de la escuela, no logran
encontrar, no obstante, estas deducciones, muchas de las veces están
cargadas de connnotaciones negativas: “…los estudiantes vienen a perder
el tiempo, son unos flojos, no les interesa su futuro…”, etc.
Desde
mi punto de vista, estas actividades, en complemento con las
académicas, permiten la formación [humana] integral que mucho se
discute, por lo que sería necesario e interesante reestructurar nuestra
perspectiva docente introyectando la idea de dejar la formación
académica como prioridad e incluir [estos] nuevos conocimientos para
enfocarnos en que nuestros estudiantes se desarrollen de la manera más
humanamente posible.
Notas
*Eduardo
Weiss, realizó un estudio en un Bachillerato Integral Comunitario en el
Estado de Oaxaca. En él, los resultados muestran similitudes, sin
embargo, se destaca un aspecto de superación social por parte de las
percepciones de los jóvenes entrevistados, siendo así que el
bachillerato, visto por aquellos jóvenes, se concibe con expresiones de
progreso y movilidad social (ver Weiss, 2009. Jóvenes y bachillerato en
México: el proceso de subjetivación, el encuentro con los otros y la
reflexibilidad).
Referencias
- Blanco, M. y Pacheco, E. (2003). Trabajo y familia desde el enfoque del curso de la vida: dos sucohortes de mujeres mexicanas. Papeles de Población (Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población – UAEMEX). 38.
- Elder, G. H. (1994). Time, human agency and social change: Perspectives on the life course. Social Psychology Quarterly. 1, 4-15.
- Guerrero, M. E. (2000). La escuela como espacio de vida juvenil. Dimensiones de un espacio de formación, participación y expresión de los jóvenes. Revista Mexicana de investigación Ediucativa. 5 (10), 205-242.
- Guerrero, M. E. (2006). Un punto de retorno. Una experiencia de estudiantes de bachillerato universitario. Revista Mexicana de Investigación Educativa. 11 (29), 483-507.
- Weiss, E. (2012) (Coord.). Jóvenes y bachillerato. México: ANUIES.
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